Bienvenidos y bienvenidas a una de las grandes maravillas del mundo que todavía tiene muchas incógnitas por explorar y descubrir: nuestro cerebro. Contiene aproximadamente 85.000 millones de neuronas, cada una de las cuales conecta con otras 1.000-10.000, lo que supone más de un trillón de conexiones sinápticas; además, el cerebro pesa alrededor de 1,4 kg, mientras su tamaño es del 1,5-2% de nuestro cuerpo; sin embargo consume entre un 20-25% del O2 y de glucosa. Pero, ¿qué tiene que ver esto con el ejercicio físico?
Como cita el pensador Jorge Wagensberg, “el cerebro surge como un eficaz instrumento de sobrevivencia. La primera función del cerebro fue ayudar a la movilidad de los individuos”. De ahí, la afirmación de Gómez-Pinilla, “nuestros genes están ansiosos de ejercicio”. Todo ello respalda la conclusión unánime de toda la comunidad neurocientífica: “el ejercicio físico es esencial para la salud cerebral”, ya que influye directamente en la estructura funcional del cerebro, en su entorno químico, molecular y celular.
Concretamente, el ejercicio físico favorece el crecimiento del BDNF, una molécula que favorece la neurogénesis o creación de nuevas neuronas, se potencia la sinaptogénesis o plasticidad cerebral a través de la creación de nuevas conexiones y el fortalecimiento de las ya existentes con la capa de mielina, así como la vascularización cerebral con la llegada de sangre oxigenada al cerebro.
MÁS BENEFICIOS DEL EJERCICIO FÍSICO
También hay que destacar que con el ejercicio físico se contribuye a la reserva cognitiva, es decir, paliar el impacto del envejecimiento cerebral y posponer la aparición de posibles enfermedades neurodegenerativas.
Así mismo, Daniel Goleman recoge en el libro titulado “Focus” la importancia del ejercicio físico sobre la atención: “Una encuesta realizada al azar en la que participaron miles de personas puso claramente de relieve que la atención al aquí y ahora aumentaba al máximo cuando los interesados estaban haciendo el amor […]. La segunda actividad que más activaba la atención era el ejercicio físico, seguido de hablar con alguien y, luego, jugar” .
Tampoco podemos olvidar los neurotransmisores que se intercambian entre neuronas como la dopamina, oxitocina o serotonina, entre otros, y ese opiáceo que tanto nos gusta en forma de endorfinas.
LAS INAS…
La dopamina es el neurotransmisor del placer y la recompensa, de ahí la importancia de divertirse con el ejercicio físico y conseguir el éxito personal; la oxitocina representa la necesidad de relacionarse y confianza, por lo que el ejercicio físico en equipo es fundamental; la serotonina se relaciona con el humor y estado de ánimo, por lo que hay que reírse y disfrutar continuamente durante las clases; por su parte, las endorfinas son los opiáceos del bienestar. Además, el ejercicio físico se corresponde con el estrés bueno o eustrés que ayuda a combatir el estrés crónico o distrés.
Por su parte, el psicólogo Javier Urra sintetiza a la perfección el significado de la motivación: “A corto plazo conseguir y a largo plazo llegar”.
El propio Goleman recoge que “los circuitos cerebrales de recompensa, ricos en dopamina, movilizan los sentimientos positivos para esforzarnos en el logro de nuestros objetivos y deseos. Esto se combina con los opiáceos endógenos cerebrales entre los que destacan las endorfinas. Si la dopamina aumenta la motivación y alienta la perseverancia, los opiáceos le agregan una sensación placentera”.
Por ello se debe combinar y conectar el placer intrínseco e inmediato del ejercicio físico junto con el valor y el objetivo de la meta (hacer una media maratón, perder peso, estar en forma…), lo que supone una conexión entre las áreas emocionales y corticales.
¿Y QUÉ PASA CON LA FELICIDAD?
En este sentido, el psicólogo de la felicidad y del flujo, Mihalyi Csikszentmihalyi considera que “contrariamente a lo que creemos normalmente, los momentos como estos, los mejores momentos de nuestra vida, no son momentos pasivos, receptivos o relajados (aunque tales experiencias también pueden ser placenteras si hemos trabajado duramente para conseguirlas). Los mejores momentos suelen suceder cuando el cuerpo o la mente de una persona han llegado hasta su límite en un esfuerzo voluntario para conseguir algo difícil y que valiera la pena. Una experiencia óptima es algo que hacemos que suceda”.
ESCRITO POR:
Doctor en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte y Licenciado en Psicología.
Coordinador del libro “Neurociencia, deporte y educación”
Alumno de Valenfit